Cuento: La rebelión de los zapatos

Hace poco tiempo en una ciudad muy lluviosa pasó algo extraordinario…

Una mañana al despertar, las personas descubrieron que TODOS los zapatos habían desaparecido. Ya sabemos que los zapatos se pierden de vez en cuando, y que a veces es difícil mantener juntos al derecho y al izquierdo del mismo par. ¿Quién sabe?… tal vez se van a caminando por su cuenta y se quedan dormidos en un rinconcito hasta que los encuentras.

También, hay chiquillos desordenados que se van quitando los zapatos en cualquier lugar y luego es un problema recordar dónde quedaron. Pero, lo que ocurrió en esta historia fue muy diferente, porque ni siquiera los adultos o los niños muy ordenados pudieron encontrar sus zapatos, a pesar de haberlos dejado en su lugar.

Las cajas de zapatos estaban vacías, igual que los cajones en los armarios y los lugares destinados para el calzado. Era muy extraño, y pronto, todo el mundo se puso a llamar a un vecino o a algún amigo que pudiera prestarle unos zapatos, pero nadie podía ayudar a nadie… porque nadie tenía sus zapatos.

Mucha gente decidió que no había otro remedio que comprar zapatos nuevos, y así, descalza, salió a las calles en busca de una tienda de zapatos. Montones de personas con los pies desnudos llegaron a los almacenes, llevando de la mano a sus niños también descalzos, pues todos necesitaban comprar zapatos.

Muy afanados, pero también entusiasmados por todo el dinero que iban a recibir, los dueños de las tiendas de calzado llegaron a sus negocios con la idea de vender miles y miles de zapatos. No estaban preparados para la sorpresa que les aguardaba:

¡Tampoco en los almacenes había un solo zapato! ¡Ni siquiera una pobre chancleta o una humilde alpargata!

Los fabricantes de zapatos se pusieron en la tarea urgente de fabricar nuevos zapatos… pero tan pronto terminaban… el nuevo zapato desaparecía…

Al cabo de unos días, la gente se resignó a andar descalza, y poco a poco reanudaron su rutina: los grandes al trabajo, los niños a la escuela. Pero en aquella ciudad lluviosa no paraba de llover, y todos los pies vivían mojados.

Los niños empezaron a resfriarse primero que los mayores. El ruido de los estornudos era espantoso y nadie podía concentrarse en sus labores. Los que sí consiguieron muchas ganancias fueron los vendedores de pañuelos, pero pronto tuvieron problemas, pues no daban abasto para satisfacer las necesidades de todos los ciudadanos…

Woman Dress GIF by figgtseich - Find & Share on GIPHY

Y seguía lloviendo en la ciudad lluviosa.

El asunto llegó a oídos de Don Duende Zapatero. Un travieso duendecillo, que había inventado hacía más de tres mil años los zapatos. Él era el responsable de lo que estaba pasando, pues era quien se había llevado todos los zapatos y los tenía escondidos en una caja de zapatos gigante, tanto como un edificio de cien pisos.

Don Duende zapatero había querido salvar a los zapatos de tanto andar sobre el suelo mojado y de vivir empapados. Salvarlos de una “vida tan arrastrada”, había dicho. Pero ahora no sabía qué pensar.

Fueron los zapatos los que tomaron una decisión:

De nada nos sirve ser zapatos, si nadie nos usa para caminar. Queremos proteger los pies de las personas y llevarlas a sus lugares de trabajo, a la escuela, a los parques. Queremos viajar con la gente y acompañar sus hermosas aventuras. Decían los zapatos.

Don Duende Zapatero sopló unos polvos mágicos y todos los zapatos volvieron a su lugar. De inmediato, fueron encontrados por sus dueños que se los pusieron muy felices. Bueno, uno que otro zapato quedó por ahí, escondido en un rinconcito o debajo de una cama, hasta que su dueño desordenado lo encontró. Los resfríos se curaron, los estornudos cesaron y todos volvieron a sonreír.

Y colorín colorado…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compras
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
Hablemos
Hola en que te podemos ayudar?
Hola,
¿Como podemos ayudarte?