Cuento: El mundo de las cosas perdidas

A todos se nos pierden cosas…

Seguro alguna vez has echado de menos un lápiz o un juguete, que dejaste sobre la mesa o debajo de una silla, y luego no aparece. También has olvidado un libro o una pelota en el parque o en un centro comercial o has hecho un hermoso dibujo y luego no lo viste más. Pues todo tiene una explicación, y ya es hora de que conozcas la historia de Carolina.

Cuando Carolina era pequeña, vivía en una casita en el bosque, igual que Caperucita. Pero ella no tenía que ir a visitar a su abuelita, pues la casita era justamente la misma de su abuelita. Por eso, la niña nunca se encontró con el lobo, pero sí escuchó la historia; y sabía que después del susto que se llevó el lobo con el cazador había corrido como un loco hasta perderse. Como Carolina era bien rara, siempre preparaba pastelitos para regalárselos al lobo, si era que alguna vez lo veía.

Pasaba horas en la ventana esperando en vano a que por algún camino apareciera el lobo, hasta que un día perdió la paciencia y salió a buscarlo.

El lobo fue la primera cosa perdida que buscó Carolina. Aunque hasta la fecha no lo ha encontrado, aprendió durante su expedición a reconocer los cientos y cientos y cientos de miles y de millones de cosas que andan por ahí, perdidas.

Primero empezó a dibujarlas y a colgar en su puerta los dibujos con las indicaciones de donde se hallaban, para que si el dueño llegaba a pasar pudiera recuperarlas . Pero nunca pasó nadie preguntando nada y Carolina entendió que, aunque la gente se afanaba y lloraba cuando perdía algo, después, simplemente lo olvidaba, y empezó a sentir compasión por las pobres cosas perdidas que ya nadie recordaba.

Pasó el tiempo, días, meses y años, hasta que Carolina creció y llegó el momento en el que tuvo que despedirse de su abuelita que murió una tarde de enero. Muy triste, permaneció encerrada en la casa una larga temporada, haciendo dibujos de su abuelita, de los recuerdos de su niñez, del lobo al que nunca había llegado a ver, pero que se imaginaba con lujo de detalles y de otras cosas perdidas.

Junto a su casa, los árboles crecieron y dejaron caer sus ramas como verdes cascadas de sombra sobre las ventanas; la hierba ahogó las flores y trepó por las paredes; las enredaderas se extendieron por doquier en viajes eternos de ida y vuelta y cubrieron la casita con todo y dibujos.

Así fue, hasta que una noche Carolina tuvo un sueño muy extraño en el que la abuelita le pedía que volviera a vivir y no se convirtiera en una cosa perdida. También las cosas perdidas saltaban de los dibujos a sus pies y la llamaban por su nombre formando con el sonido una rara y hermosa canción.

Carolina despertó convencida de que ahora tenía una misión: sería la guardiana del Mundo de las Cosas Perdidas, e iría por todas partes juntándolas y llevándolas hasta su casa para que, aunque estuvieran perdidas, no se sintieran abandonadas.

Al principio la guardiana solo recogía una cosa cuando estaba muy segura de que estaba perdida. Perro con tanta gente olvidadiza y desordenada, Carolina ya no esperaba mucho tiempo e iba tomando todo lo que encontraba abandonado para llevarlo a su casa.

Su casa es el Mundo de las Cosas Perdidas, y desde luego, está perdida también, en una gruta que formó el bosque a su alrededor. En ese mundo abundan los lápices, las gafas, las fotografías, las sombrillas, los frascos de perfume, las corbatas, los aretes, las hebillas, las cartas de amor… y sobre todo, las llaves. El que llegara hasta allí, podría abrir cualquier puerta del mundo.

Entonces, ya lo sabes, hay que cuidar las cosas de Carolina, y estar atento por si la ves pasar.

Cuando pasa la guardiana se escucha muy suave, una rara y hermosa canción. Si alguna vez la vieras, la reconocerías porque es una muchacha muy delgada y muy alta, que transporta un enorme costal pintado de colores (algunas veces sobre su espalda y otras, cuando va muy pesado, arrastrado de su mano).  Lleva el cabello muy corto y sus negros ojos siempre están iluminados, y se mantienen abiertos porque el oficio de Carolina es buscar y recoger todas las cosas perdidas, y luego llevarlas a un lugar secreto conocido como el Mundo de las Cosas Perdidas.

Y colorín colorado…

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